miércoles, 2 de agosto de 2017

TRAVESIA Embalse de Santa Engracia

Este pasado 30 de julio dejamos las nubes y la llovizna de casa para ir a Legutiano y disfrutar del sol y calor que allí tienen. Y bueno, ya de paso aprovecho y hago la travesía a nado que allí organizan.
Dos recorridos, 1000 o 2000 metros. Elijo la corta, en parte porque hemos estado 10 días por Pirineos y llevo dos semanas sin nadar absolutamente nada. Lo bueno es que Maitane, Izaro y los suegros vienen a darme ánimos.

Primero salen los txikis, que deben recorrer 600 metros, así que mientras realizan su prueba hago lo que nunca he hecho en estas travesias a nado, calentar. Y me vino bien, a pesar de que estuve más rato hablando con Bertxu que nadando.
Con Ber


Después de los más pequeños, creía que nos tocaba el turno a los de la distancia de 1000 metros, pero estaba equivocado, salían antes los de la larga, así que decidí salir fuera del agua, bajarme el neopreno y jugar con Izaro en la orilla.

El caso es que al de un rato veo a todos los de mi distancia preparados, pues en cuanto el último que de la de 2000 metros pase por la primera boya nos van a dar la salida a nosotros. Así que con muchos nervios y prisa me ayudan a ponerme el neopreno, gafas, gorro, tapones,... y llego a la línea de salida nadando y con el tiempo (30 segundos) justo para preguntar por el recorrido, que hace una especie de triángulo. Primera boya se deja a la izquierda, la segunda también, y de allí directos a meta.

Salimos!!
Enseguida tres nadadores cogemos distancia con los demás deportistas. Me pongo primero y lidero la prueba hasta la primera boya. En este tramo quizás levanto más de lo debido la cabeza para cerciorarme que no me desvío, pero claro, es normal porque delante no tenía ninguna referencia. Al enfilar hacia la segunda boya me pasa uno y enseguida nos pitan desde la piragua para avisarnos que la corriente nos lleva hacia las algas. El problema es que solo paro yo para escuchar, mientras que otro nadador más me pasa y me coloco tercero. Viramos los tres en la segunda y última boya separado por muy pocos metros. Ya solo queda hacer un largo recto hasta meta.

Los dos de delante se van separando y yo cometo el error de no ponerme a pies de ninguno de ellos (la verdad que no me gusta nada nadar a pies de nadie) y decido ir yo solo por el medio. Entre el calor, el cansancio y que notaba algo de corriente en contra, poco a poco me van sacando algún metro que no voy a poder recuperar.
Finalmente, muy contento, consigo llegar a meta en tercera posición a 20 segundos del ganador.
Ahora a degustar del avituallamiento y a disfrutar de la familia.
Travesia muy bien organizada, de las que a uno le gusta volver.


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