martes, 20 de enero de 2015

Área de Conservación del Cráter del NGORONGORO (Tanzania)


Viene de AQUÍ.

1 y 2 de julio.

Desde la salida del Serengueti hasta la zona de acampada del Ngorongoro el camino es muy largo, pero sobre todo muy molesto y polvoriento. Pero merece la pena.
Foto: Wikipedia

  Finalmente, siendo noche cerrada llegamos al campamento, que se encuentra en lo alto del cráter a casi dos mil metros de altitud, con lo cual, el frío hace acto de presencia. Hoy es el cumple de Maitane, y esta vez el regalo no ha sido material. En los días anteriores de nuestra boda les pedí a todas las personas que queremos que me mandaran un breve vídeo felicitándola. Una vez recopilados, realicé un vídeo juntando todas las felicitaciones y después de la cena de este día se lo mostré en la cámara de fotos. Un momento realmente emocionante, "ver" a todos los familiares y amigos después de bastantes días sin contacto ninguno.
ZORIOOOOOONAK !!!!!!!

El caso es que subí con Maitane un momento al camión para, en mi caso, coger la tarjeta de memoria en la que estaba el vídeo. Había escuchado unos sonidos de animales previamente, y le dije a Maitane que se fuera yendo con los demás mientras que me quedaba alumbrando con el frontal a la oscuridad con el objetivo de ver algunos ojos rojos o verdes. Hice un barrido y al lado de la escalera del camión vi una enorme silueta. "No puede ser" pensé. Volví alumbrar y ahí estaba ese enorme animal. Acojonado, al borde del infarto, les dije a los que estaban abajo que al lado del camión había algo. ¿La reacción de ellos? Reírse de mi supuesta broma. Maitane vió mi cara e inmediatamente dijo "es verdad!!". Volví a alumbrar y ahora sí, ya me di cuenta de que lo que tenía a escasos metros era ni más ni menos que un búfalo, uno de los cinco grandes (big five), concretamente el que más muertes de humanos causa. Cada vez que pienso que Maitane pasó tan cerca de él que pudo tocarlo...se me dispara el corazón de nuevo. Con el algarabio que se formó el pobre animal se dio media vuelta y volvió a la oscuridad de la noche.

El cráter de Ngorongoro es una de las mayores calderas volcánicas del mundo. Se formó cuando un volcán gigantesco explotó y se colapsó hace dos o tres millones de años. La caldera es un enorme cuenco con paredes de más de 600 metros de altura, cubiertas de bosques, más un suelo llano y fértil de unos 260 km2 de extensión. Este particular mundo natural se organiza en varios ecosistemas –bosques, sabanas, lagos y pantanos, charcas saladas, tierras áridas…–, encajados en un área con un diámetro de unos 20 kilómetros de diámetro.


Desde lo alto del cráter

 En este reducido espacio se estima que se pueden encontrar unos 25.000 animales de diferentes especies. Se considera que este área es de la más reducidas en las que se pueden ver a los Cinco Grandes (león, leopardo, búfalo, rinoceronte y elefante).
Sin embargo, tanto el cocodrilo como la jirafa son dos animales que debido a la orografía del lugar, no viven en esta zona, pues les resulta imposible por culpa de su constitución física que puedan bajar desde el cráter hasta la caldera.
Por otra parte, gracias al clima especial que hay en el Ngorongoro, los animales que habitan aquí no forman parte de La Gran Migración, quedándose siempre en la zona.

Aquí, precisamente, se hallaron restos y huellas de homínidos antecesores del Homo sapiens. Concretamente, se encontró en 1976 el rastro de setenta huellas que se cree que corresponden a un Australopithecus afarensis. Las impresiones de las pisadas de tres individuos que caminaban erguidos quedaron grabadas sobre cenizas volcánicas y se conservaron nada menos que estos últimos 3,6 millones de años. Son las famosas huellas de Laetoli, la primera prueba fósil del bipedismo de nuestros antepasados, que fueron halladas en esta región.
Huellas de Laetoli. Foto: Ojos curiosos.com
Foto: podomac.com



























Os dejo con unas fotos que saqué desde Jeep durante nuestro safari por este extraordinario lugar de África.









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