viernes, 28 de marzo de 2014

Serengueti

Viene de AQUÍ.

29-30 de junio, 1 de julio.

Tras dejar atrás el Lago Victoria, en un viaje relativamente corto nos plantamos en la entrada al Parque Nacional del Serengueti. Para ello debemos cruzar la frontera y acceder a Tanzania. Nuestros compañeros pagan en la aduana 50 dólares en concepto de visado. Maitane y yo, al haber estado hace casi dos semanas en el Kilimanjaro (Tanzania), no tenemos que pagar nada, pues el visado es válido para dos meses (creo). El caso es que cuando llegamos por primera vez a Tanzania, el hombre que estaba tramitando los visados se entusiasmó al ver que en nuestro pasaporte ponía "España" y empezó a chapurrear lo poco que sabía de castellano..."Viva la vida", "fiesta", "Barcelona", "Madrid",...acompañado de algo de swahili como "Hakuna Matata". Nosotros, alucinados, le seguíamos el rollo hasta tal punto que al final no sé si deliberadamente o no, finalmente no nos cobró el visado. Pues eso que nos ahorramos.
Maitane y Kika en una de las entradas al Parque.


Serengueti, con sus 13.00 km cuadrados, es el parque nacional más antiguo de Tanzania. Hace 400 años los Masai ya cuidaban sus pastos y sus animales en esta extensa región, pero con la llegada de los primeros colonos, en aras de "preservar" el entorno fueron transferidos a las tierras altas del Ngorongoro. Por supuesto, se generó una gran controversia a raiz de este tema.
La Llanura Infinita, Serengeti


A modo de curiosidad, "Serengueti" es una palabra proveniente de la lengua de los Masai que significa "Llanura Infinita". Nosotros hicimos dos noches en el centro, en el corazón de esta bonita llanura infinita, en Seronera concretamente.
Espléndido campamento
Unos días los que pasamos en esta zona, como todos los vividos en África, muy intensos. Los safaris los hicimos en el camión, lo que quita al estar más alto algo de cercanía respecto a los animales. También vimos a más gente que en Masai Mara, por lo que en mi caso el impacto emocional fue menor. Aún así, uno no se acostumbra a ver de cerca a ciertos animales salvajes en libertad...Fue una pena no poder ver a ningún leopardo, una lástima...











Tampoco faltaron esas puestas de sol de película, así como las copiosas cenas preparadas por Noel mientras degustábamos unas ricas cervezas. Las noches como siempre, escuchando una gran cantidad de ruidos emitidos por diferentes animales. La última noche en el Serengueti, nada más meternos a las tiendas, Nano me dijo "- Arka, mira fuera, ya verás". Me asomé y ya se encontraban varios animales donde acabábamos de estar dos minutos antes, suponemos que en busca de restos de nuestra cena. Tenían los ojos rojos, suponemos que podrían ser hienas (también por el sonido que emitían). Tardé medio segundo en volver a entrar y cerrar la tienda,jajaja. Mientras tomábamos, sin embargo, la última cerveza vimos al lado de las tiendas unos cuantos ojos verdes que podrían pertenecer a un grupo de antílopes...vaya usted a saber!! El caso, es que poco a poco ya me iba acostumbrando a esta vida tan salvaje, tan diferente, tan excitante...


Estuvimos una horas parados porque se nos averió el camión (ya es mala suerte joder), así que mientras lo arreglaban estuvimos buscando la sombra en el Centro de Interpretación del Parque.



Una vez fuimos saliendo poco a poco del Serengueti, pudimos observar los famosos Kopjes, que son rocas de granito milenarias que sobresalen en las llanuras a modo de pequeñas cabezas. Estos Kopjes cuentan con su propio ecosistema, capaz de albergar una gran variedad de plantas y en cuyas atalayas no es difícil poder ver a depredadores oteando la zona en busca de alguna posible presa.


Os dejo con un par de vídeos panorámicos:




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