miércoles, 30 de enero de 2013

Tres Mares (2.176m) y Cornón (2.140m) en esquí de travesía

Esta vez, 26 de enero, toca madrugar un poquito, puesto que a las seis de la mañana ya está esperándome Eneko para ir hacia Alto Campoo. No llevamos una idea fija sobre lo que vamos a realizar. En principio haremos algún monte que otro, siempre dependiendo de las condiciones que encontremos y de cómo nos encontremos nosotros, valga la redundancia.

Esta actividad empieza realmente tres días antes, mientras me volvía loco para encontrar alguna tienda por los alrededores de Bilbao o el mismo Alto Campoo para alquilar el material de travesía. Finalmente Eneko me avisa sobre una tienda en Bilbao donde me alquilan unos esquís de travesía practicamente nuevos, cuchillas y pieles a buen precio. Las fijaciones se adaptan a mis botas de alpino, y la verdad que no me fueron nada mal. El inconveniente es que me hicieron una heridita de estas en un punto estratégico del pìe que te molesta al ponerte cualquier calzado, al ducharte, al correr,... vamos, lo que viene siendo una herida "porculera".

Vamos al tema que me enrollo. Llegamos a Alto Campoo y vemos que ya está despejando, aunque hace un frío considerable y bastante viento. La buena noticia es que la estación debido a fuertes viento en zonas altas se encuentra por el momento cerrada. Así que empezamos a foquear desde el parking por las pistas, solamente ocupadas por una pareja de traveseros y por otro chico que al de cinco minutos de empezar se nos junta, por lo que haremos los tres, Eneko, Zigor y yo la actividad juntos.

Así que perfecto, dos buenos alpinistas y esquiadores como Eneko y Zigor para compartir el día y poder aprender muchas cosas de este bonito deporte.
Eneko y Zigor.
Al principio las pendientes no son nada exigentes y vamos ganando altura muy poquito a poco sin ninguna dificultad, lo que aprovecho para sacar alguna foto a los artistas.





Pero al de no mucho rato empiezan las "hostilidades" en forma de empinada pala de nieve que hace que la suba con la lengua fuera. En realidad, para mi no resulta nada hostil, pues estas cosas son las que más me gustan, ya que es en las partes exigentes donde más disfruto.

Después de practicar alguna vuelta maría, me pongo detrás de Zigor e intento seguir su huella.

Enseguida pasamos a foquear por un ladito de una estrecha pista por la que ya empieza a bajar gente. Pronto nos salimos y empezamos a ascender la última pala que nos lleva al mirador-balcón de la cima del Tres Mares (2.176m).
Zigor en la última pala.
Aquí yo, detrás tengo el Cornón, donde subiremos luego.


Llegando a la cumbre.

Por fin accedemos a la cima, donde sopla un fuerte viento. La vistas son sencillamente espectaculares, con la montaña palentina al fondo.


Estos máquinas muy alegres....
....y yo solamente pensando en comer y beber.

Quitamos las pieles y bajamos la pala, que se encuentra con buena nieve. Pena que sea tan corta... Nos metemos en la pistas, donde la nieve está bastante dura y bajamos hasta un collado donde comienza la subida a la segunda montaña del día. Zigor y yo comentamos la jugada antes de comenzar a subir...

...mientras que Eneko ya está zapateando hacia arriba




Notamos que la nieve poco a poco ya se va transformando. La subida es breve, pero unos quince o veinte metros antes de la cima nos tenemos que quitar los esquís porque hay muchas rocas y hielo.
Llegando a la zona de piedras y hielo. De ahí atrás venimos.


Sin problemas, llegamos a la cima del Cornón (2.140m). El viento que había en el Tres Mares era una suave brisita comparado con el que sopla en el Cornón. Nos hacemos la clásica foto y comenzamos el descenso hasta el parking. Como disfruté la bajada, era la primera vez que iba por fuera pistas y me divertí mucho, estaba la nieve genial. Aunque no podía faltar a la cita una de mis míticas jiñadas, esta vez en forma de renunciar a bajar una pala bastante empinada para mi. Así que bajé por otro sitio y aproveché para grabarle a Eneko.




Y llegamos al aparcamiento, que lo convertimos en el despiporre. Dejamos todo, sacamos sillas y lo más importante, comida (jamón, bocatas, turrón,...), y todo ello acompañado por una amena charla. Así da gusto!!

lunes, 21 de enero de 2013

Inicio de temporada

El año 2013 llega cargado de ilusiones y nuevos retos. La pena es que yo no he iniciado el año cargado de entrenamientos, más bien todo lo contrario. Un mes parado y otro mes muy suave dedicándome a dar paseos por el monte, hacer algo de esquí, salir a trotar muy de vez en cuando,etc. Pero bueno, el año es muy largo y ya habrá tiempo de machacarse.

Los objetivos deportivos para este año podría resumirlos de esta misma manera:
- Trail: Disfrutar de cada carrera, y si se puede, subir el kilometraje en alguna prueba respecto a 2012 (el máximo fueron 29 kilómetros en la Amurrio Trail Lasterketa).
- Esquí y esquí de travesía: Seguir aprendiendo.
- Surf: Continuar con esos ricos madrugones que nos permiten sesiones con poca gente.
- Montañismo: Ir descubriendo nuevos y espectaculares rincones.
- Y sobre todo, intentar no padecer lesiones y seguir como hasta ahora con el tema del asma, que ya son muchos los meses que llevo sin sufrir una crisis.
 
Volviendo al mundillo de las carreras de montaña, la verdad que tengo muchas ganas de participar en un nuevo trail. Algunos amigos debido al volumen de mensajes que han recibido por mi parte en forma de fechas de carreras, kilometraje,etc., pueden dar fe de ello.

¿ Qué carrera escojo para dar el pistoletazo de salida a la nueva temporada? Echando un vistazo al calendario me topé con la Apuko Igoera, bonita prueba ya consolidada. Como sabeís, siento debilidad por las pruebas nuevas y jóvenes, por lo que me llamó la atención otra prueba que se disputará en el mismo día (17 de febrero), la "Antzuolako 8 Miliak Mendi Lasterketa", así que finalmente me he decantado por ésta última. En cuatro semanas estaremos en Soraluce.

En cierta manera será un trail donde me podré sacar una espinita que llevo clavada. En mi última prueba de 2012 (Xtreme Finaga, 13,5 km y 300 m. desnivel) me lesioné, así que no hay mejor manera de empezar el año que con una carrera de igual kilometraje, pero eso sí, con casi el triple de desnivel positivo, 835 metros. Me gusta....

Después, en teoría llegarán más carreras, más montaña, más surf, más esquí,...que estoy seguro disfrutaré en buena compañía. Os lo iré contando poco a poco...

Se da la circunstancia que hoy doy inicio al plan o rutina de entrenamientos que me he preparado con vistas a las futuras carreras, así que os dejo que me voy a calzar las zapatillas y salgo a correr. Así estreno las zapatillas nuevas de trail que le pidió Maitane a Olentzero para mi.

Saludos....

miércoles, 16 de enero de 2013

Escalada

La verdad que la escalada no fue una disciplina que practiqué durante un periodo largo en el tiempo. El primer contacto, por así decirlo, se remonta unos diecisiete años atrás, cuando contaba con trece años, en Puentelarrá, el pueblo de mi aitite en el que me pasaba con él, mi amama y demás familia las vacaciones de verano (desde un día después en el que me daban las vacaciones en el cole hasta un día antes de empezar el nuevo curso).
Un buen día de verano, vimos un cartel en el pueblo en el que se animaba a la juventud a apuntarse a un curso de escalada que se iba a llevar a cabo.... en la pared trasera de la iglesia. Allá que fuí.

Los monitores, chavales del pueblo, se afanaron en equipar tres vías de presas y de poner a disposición de los niños y niñas como yo cuerdas y arneses. Eran ellos los que nos aseguraban.
El de la izquierda, adherido a la pared como una lapa, soy yo.

Pues de esa manera, escalando durante la semana uno o dos días, fue pasando el verano. Cuando éste tocó a su fin, mi relación con la escalada también se acabó.....por el momento.

Cinco años más tarde, con dieciocho, volví a interesarme por la escalada. En el polideportivo de Basauri montaron un rocódromo y un búlder, y viendo que me gustaba el tema, me hice con unos pies de gato, un arnés y un cacharro de esos para meter magnesio y parecer un profesional en la materia.

Solía ir con algunos amigos, que hacían las vías de primero y luego iba yo de segundo, siempre he sido un "cagao",jejeje. Todavía me acuerdo, de cuando resolví la vía que tenía un desplomado, me llevó todo un mes conseguirlo...bonitos momentos para el recuerdo.

Pronto empecé a escalar en roca, siempre acompañado por amigos como Ieltxu y Eneko, que llevaban mucho tiempo escalando en roca y se esforzaban por darme consejos y por tranquilizarme cuando hacía una vía (me ponía muy pero que muy nervioso). Las escuelas habituales donde escalábamos eran las de Atxarte y la de Liendo.

Al de poco se nos unió un nuevo miembro, ni más ni menos que mi hermano Aitor, que por entonces era un niño de trece años. El primer día le llevé al rocódromo de la mano, abrumándole con consejos, recomendaciones, precauciones a tomar,... vamos, que le dí una brasa del copón. No sé como no se dió media vuelta y volvió corriendo a casa.

El caso es que, aún me acuerdo, le dije que prestara atención, que me iba a hacer la vía del desplomado (de segundo, claro). Me caí un par de veces, y a la tercera, con mi dudoso esfuerzo y la fuerza del que me aseguraba, resolví el desplome y logré hacerme la vía. Bajé todo orgulloso pensando que Aitor creería que su hermano era una máquina de la escalada.

Lo único que me dijo fue..."quiero intentar  hacerla", y yo que me mejor en otra ocasión, que este era su primer día, que hiciera otras vías más fáciles,... Pues no, Aitor se puso el arnés y subió por el desplomado con la misma facilidad que sube las escalera de casa. Nos quedamos atónitos, y yo más contento y orgulloso de él que de todas mis dudosas super hazañas.

Incluso le llevamos algún día a Atxarte, y en la roca caliza de esas montañas también se desenvolvía con mucha soltura y facilidad.

Pero pronto se acabó mi periplo por esos mundos de los pies de gatos, cuerdas y arneses. Un día en el que le llevé a mi amigo Xabi al rocódromo para que se estrenara. Yo ya hacía mis pinitos yendo de primero, y ese día ya había hecho unas tres vías de primero y empezaba a tener los antebrazos bastante duros. En un momento dado en el que estaba subiendo, me despisté y no me chapé en un express, seguí hasta la siguiente chapa y me costaba Dios y ayuda pasar la cuerda por el express. Le dije algo a Xabi y éste pensó que ya me había chapado, por lo que empezó a tensar la cuerda. Rápidamente le pegué un grito advirtiéndole que diera cuerda, que no estaba todavía seguro.

En esos momentos ya sabía que iba a volar. Intenté en vano volver a pasar la cuerda. Pero nada. Se me resbalaron las manos y me dí un vuelo de unos ocho metros, aterrizando a 30 centímetros del suelo, con un pie colgando del arnés de Xabi y la cara llena de magnesio. Vamos, una cosa de lo más normal pensaría el bueno de Xabi. Intenté reírme para quitarle lleno al asunto, pera la verdad es que el susto nos duró un buen rato.

Xabi creo que no volvió a ponerse un arnés, mientras que yo volví a hacer algún intento, sobre todo para acompañar a mi hermano, pero finalmente me echaba atrás todavía con el miedo de aquel día en el cuerpo. Quizás algún día lo vuelvo a intentar, quizás,...

miércoles, 9 de enero de 2013

Pico La Raca (2.278 m.), bautismo en travesía.

El pasado viernes 4 enero al mediodía Maitane  me manda un mensaje desde el trabajo:
-¿Qué prefieres hacer a la tarde?¿ Ir al cine o ir a probar eso del esquí de travesía?

Al momento empecé a ponerme nervioso. ¿Dónde vamos? ¿Qué ruta elegimos? ¿Seremos capaces de hacerlo? Ah, bueno, lo del cine, por supuesto, quedó descartado de inmediato.

Ambos llevamos tan solo tres temporadas esquiando, pero eso sí, sacándolas mucho rendimiento. Y la verdad, nos apetecía mucho probar y sentir las emociones que se siente al practicar esquí de montaña con total autonomía sin necesidad de utilizar remontes. O lo que es lo mismo, sentirnos esquiadores íntegros.

Al ser nuestra primera vez, elegimos intentar hacer el Pico La Raca, de 2.278 metros, subiendo desde la estación de esquí de Astún. Para ello salimos el viernes a la tarde hacia Jaca, donde hacemos noche en la furgo, para a la mañana siguiente alquilar todo el equipo (esquís de travesía, botas, bastones, pieles y cuchillas) y dirigirnos a la estación.
En rojo, la ruta seguida.

Así pues, rápidamente nos preparamos y nos pusimos al lío con cierta dosis de incertidumbre y nerviosismo, pues no sabemos si lo haremos bien, si nos gustará,  etc.
Todo listo para que empecemos.
De primeras, pasamos por la zona más comprometida, no por su dificultad, sino por la afluencia de gente, ya que es un camino no muy ancho que hace de embudo por el que baja mucha gente a la parte baja de la estación. Lo pasamos rápido, y a continuación giramos a la derecha y empezamos a subir. Empieza lo divertido. Maitane parece que hubiera estado foqueando toda la vida, muy buena técnica la que lleva y ascendiendo a buen ritmo.





 Otros, sin embargo, todavía andamos familiarizándonos con la nueva disciplina, aunque poco a poco vamos pillándole el truco al asunto.


Enseguida nos metemos en una pista vacía que la están acondicionando para hacer un slalom, por lo que la ascensión de momento va de lujo. Ya estoy sudando como un pollo, me sobran guantes, chaqueta,... ale, todo a la mochila!


Que contenta, menuda máquina...
Después, giramos a la derecha y llegamos a una cafetería. Hacemos un breve descanso y proseguimos la marcha. Subimos un rato por una zona sombría donde se nota el contraste de temperatura. Le damos caña hasta un collado que está soleado y así pasar rápido una zona algo estrecha.
Disfrutando...
En el collado nos tomamos un breve descanso y una chica para junto a nosotros:
-¿Que tal va la mañana?-nos pregunta ella.
-Pues muy bien, la verdad-responde Maitane.
-Se os ve muy bonito subiendo. Además, vais muy rápido.-nos comenta ante nuestra atónita mirada.
-Si es la primera vez que hacemos travesía...-le digo yo.

Tuvimos una alegre conversación durante unos minutos con la chica, que también practica esquí de travesía ( nos dijo que hace unos días había subido al Bisaurín y que estaba en muy buenas condiciones). Nos despedimos y Maitane y yo seguimos para arriba con un chute de autoestima impresionante.
Con el Midi al fondo.
Ya no nos queda casi nada. La verdad, nos hubiera gustado que siguiera la ruta. En cierta manera se nos hizo corto.
Últimos metros
 Al pasar por la salida del telesilla son unas cuantas las personas que se acercan a interesarse por la ruta que hemos hecho, el tiempo que hemos invertido,...o para simplemente decirnos una palabra de reconocimiento. Por cierto, tardamos contando las paradas, una hora y tres cuartos para cubrir toda la subida.

Foto de cima
Enseguida nos abrigamos y quitamos las pieles de foca y las cuchillas.





Ahora toca bajar. Haremos otra parada en la cafetería de antes para comer todo lo que llevamos en la mochila (que gula por Dios!), frutos secos, gominolas y....donetes,jejeje.




Madre mía, que lujazo estar ahí tirados a la bartola, pero una vez que nos llegó la sombra, tiramos otra vez hacia abajo, en esta ocasión hasta la furgo.




Nos volvemos a Jaca y degustamos, a modo de colofón final, una ricas tostas. De ahí, para casa.





La verdad, acabamos los dos super contentos. Incluso diría, Maitane más que yo. Es una actividad que nos encantó, así que el día que lo hagamos íntegro por fuera pistas ya será la leche. Pero bueno, iremos suave suave haciendo picos fáciles que no entrañen mucha dificultad. De momento, ya estamos mirando cuál será nuestra próxima ruta. Esto promete!!

viernes, 4 de enero de 2013

Vuelta a Baqueira

4:30 de la tarde del 26 de diciembre. Me vienen a recoger Polo, Endika y Daño. Menos mal que el amigo Polo nos trae su Partner. Ale, todos los equipos y mochilas para adentro que nos vamos a Vielha!!

Lo primero que hacemos al llegar es ir al supermercado para hacer "cuatro" compras. Solo pillamos lo justo para dos cenas, dos desayunos y alguna barrita para pistas. Creo que a juzgar por la siguiente foto, o se nos fue de las manos o devoramos la comida. Creo que ambas...

Por cierto, que nos alojamos en la casa que tiene Endika en Vielha. Desde aquí darle las gracias por ser tan buen anfitrión y hacernos sentir como en casa. Eskerrik asko!!!
Nos instalamos y rápidamente a hacer la cena, buen platazo de pasta aderezado con un rico rioja.


 Después de la tertulia, cada uno a su cama a dormir. Mañana nos espera un gran día de esquí y hay que estar descansados. Últimos mensajitos a las jefas en plan "te quiero, te echo de menos" y a sobar. Aquí, Daño sorprendido in fraganti:

Por la mañana salimos bien prontito para no pillar caravana. Nos ponemos las botas y a las 8:55 ya estamos subiendo en el huevo. Durante las dos primeras horas esquiamos practicamente solos y no tenemos que hacer cola en los telesillas





Lo de esquiar con esta gente es todo menos ir tranquilo. Negras, fuera pistas, etc. En una pista en un ejercicio de cordura me niego a bajar (a pesar de los ánimos de mis amigos,jejeje), en otra no me queda más remedio que seguir descendiendo (hielo, fuera pista,...que desastre). Pero bueno, poco a poco me voy soltando y empiezo a disfrutar a saco.
Vista desde Beret.
 Hace un día muy bueno, pero a partir de las tres de la tarde se empieza a meter la niebla y no se ve nada.
El día se va poniendo feo...
 Así que echando una risas con la falta de relieve y después de llevar más de seis horas (solo paramos una vez para mear) esquiando, decidimos poner punto y final a nuestra primera jornada.

El tema del apreski lo dejamos para la noche. Llegamos a casa, un par de pizzas, ducha y siesta (por ese orden). Preparamos la cena, la engullimos y nos vamos a dar una vuelta por Vielha. Vamos a tomar unos vinitos, Llegamos a un bar:
-¿Pedimos cuatro crianzas?
-Bah! Pedimos la botella entera y punto.
Dicho y hecho





Después cambiamos de tasca y empezamos con el kalimotxo...uiii que peligro... Menos mal que el abuelo Polo nos pone en vereda y nos manda a todos para casa.




Y la verdad, que visto lo visto, fue lo mejor que pudimos hacer, pues el viernes fue un fantástico día de esquí. Había más gente, pero como Endika se conoce Baqueira al dedillo, sabía en todo momento donde estaba la mejor nieve y donde podría haber menos gente. Por cierto, el día espectacular...
Polo

Endika
Gran día, hice mis pinitos en el snowpark, bajé un par de negras, nos recorrimos los tres valles, hicimos troprecientos saltos (me encantan!!).
Polo, Daño y el menda.
Otro día de más de seis horas de esquí, pero como todo lo bueno llega a su fin, ese mismo día regresamos a casa.
Hasta la próxima!!!